RAMSTEIN, Alemania – La guerra de Rusia en Ucrania reafirma que la superioridad aérea sigue siendo la tarea número uno para poder llevar a cabo operaciones aéreas con éxito. En consecuencia, la OTAN y sus fuerzas aéreas deben estar preparadas para lograr la superioridad aérea en una fase temprana de cualquier conflicto potencial.
«Entrenar a las fuerzas aliadas para establecer la superioridad aérea es un requisito clave, y durante el próximo ejercicio de vuelo real de la OTAN Ramstein Flag 2024 en Grecia en octubre, esta será una prioridad para los participantes de 13 naciones aliadas», dijo el General James Hecker, Comandante del Mando Aéreo Aliado.»
«Pero debemos tener claro nuestro propósito. El componente aéreo no persigue simplemente la superioridad aérea porque sí. La superioridad aérea no es simplemente lo primero por lo que trabajamos», escribió el general Hecker en su reciente perspectiva de alto dirigente sobre el tema para la Universidad Aérea de EE.UU. »Normalmente seguirá siendo nuestra principal prioridad -aunque pase a tener un peso de esfuerzo bajo más adelante en la campaña-. «Por lo general, seguirá siendo nuestra principal prioridad, incluso si más adelante en la campaña pasa a tener un peso de esfuerzo menor, porque nos da libertad de maniobra para llevar a cabo todas las demás tareas y porque, de lo contrario, las tasas de desgaste serían prohibitivas», continuó.
Esto se sabe desde la ofensiva combinada de bombarderos de la Segunda Guerra Mundial, y la situación actual en Ucrania es un recordatorio constante del terrible coste de un estancamiento en el aire. Las áreas de gestión de batallas pretenden, con razón, aumentar la flexibilidad y la acción independiente, pero también hay que asegurarse de que cualquier cambio no afecte a la libertad de acción del componente aéreo ni repercuta negativamente en su apoyo a las operaciones en tierra.
«La disuasión mediante la negación es una tarea esencial que depende de disponer de las fuerzas adecuadas -equipadas, adiestradas y competentes- que puedan vencer», añadió el general Hecker. «En otras palabras, cuando nos preguntamos qué postura de fuerzas proporciona una disuasión creíble, la respuesta consiste en poder demostrar fácilmente que la OTAN posee las fuerzas necesarias para impedir por la fuerza que el adversario consiga sus objetivos. No es probable que los regímenes autoritarios se vean limitados por la desaprobación pública del aventurerismo militar, así que debemos apelar a su interés racional de que un conflicto con la OTAN no merece la pena por el coste y el riesgo que supone para sus fuerzas nacionales o su régimen», explicó.
«Esfuerzo equilibrado en segundo lugar: podemos extraer muchas lecciones del relativo estancamiento en Ucrania. Las naciones de la OTAN no pueden contar únicamente con capacidades de alta gama para ganar la batalla, ya que la proliferación de amenazas de bajo coste hace insostenible el compromiso con sistemas de armamento de alta gama», estipuló el General Hecker. «Para contrarrestarlo, la OTAN -en el año de su 75 aniversario, ahora más fuerte gracias a sus nuevos miembros Suecia y Finlandia- tendrá que depender de la fortaleza y resistencia económica general, de la capacidad de adaptación e innovación, y de la fuerza de la voluntad política y la cohesión social», añadió.
El General Hecker terminó diciendo que «nuestra Alianza tiene puntos fuertes tangibles en este ámbito: Un conjunto diverso y superpuesto de capacidades procedentes de diversas industrias nacionales de defensa constituye nuestra fortaleza estratégica, siempre que nuestros Aliados hayan adoptado desde el principio un enfoque de integración por diseño para lograr una interoperabilidad de día cero».
NATO/Agosto 27 de 2024
