
Lausana, Suiza – Hace veinte años, el 14 de mayo de 2005, el piloto francés Didier Delsalle voló un helicóptero Eurocopter AS 350 B3 Ecureuil hasta la cima del Everest y consiguió el récord mundial FAI (World Air Sports Federation) de despegue más alto en helicóptero a 8848 m de altitud.
Una extraordinaria primicia mundial
Ascendiendo directamente en la ligera aeronave, Delsalle alcanzó la misma altitud que el emblemático pico siguiendo las estrictas instrucciones proporcionadas por el cartógrafo.
Se acercó suavemente en un ángulo de 45 grados: la montaña le aceptaba, aunque contra vientos de 93 km/h y temperaturas de -33˚C.
Las directrices del récord de la FAI establecían que el avión debía aterrizar durante dos minutos para poder batir el récord mundial oficial.
Delsalle clavó el patín de babor en la nieve durante tres minutos y 50 segundos, y luego emprendió el viaje de vuelta a la pista de aterrizaje de Lukla para compartir las buenas noticias con su equipo. Había establecido un nuevo récord mundial de la FAI: Despegue más alto en helicóptero (8848 m), que sigue vigente hoy en día.
Preparativos para el récord
Inspirado originalmente por el récord de altitud en helicóptero de Jean Boulet en 1972 (12.442 m en el Aérospatiale SA 315 Lama), el objetivo del proyecto era demostrar que una aeronave comercial podía enfrentarse a las condiciones extremas que plantea el Himalaya.
Los vuelos de prueba tuvieron lugar en Istres (Francia), durante los cuales también se establecieron tres récords mundiales FAI, por el tiempo de ascenso a una altura de 3.000, 6.000 y 9.000 metros. Estos récords aún no han sido superados.
El propio Delsalle se formó en los Alpes franceses y siente veneración por el vuelo en montaña. En la entrevista concedida a la FAI con motivo del 20º aniversario, comentó: «Volar helicópteros en las montañas es puro deleite, más un baile sentimental que un movimiento técnico fuerte y poderoso. Volar en alta montaña debe considerarse un privilegio que debe utilizarse con gran respeto al medio ambiente».
Superar los límites
Echando la vista atrás al proyecto del Everest, Delsalle reconoce que no fue un logro en solitario, sino el trabajo de todo un equipo para preparar la expedición, el avión y completar la administración. Estoy orgulloso no sólo de mí mismo, sino de todos los ingenieros y técnicos que concibieron y construyeron esta maravillosa máquina. Se merecen plenamente este reconocimiento porque rara vez están en el punto de mira. Los pilotos utilizan sus habilidades para conducir la máquina, pero sin el resto del equipo, nada habría ocurrido».
A pesar de haber demostrado que un helicóptero podía aterrizar y despegar en las condiciones más extremas de la Tierra, Delsalle cree que las misiones de rescate aéreo seguirán limitadas a los 7000m de altitud durante algún tiempo: «Las cumbres por encima de los 8.000 m no son lugar para el turismo aéreo. Aunque en el futuro exista un aparato de rescate de este tipo, seguirá siendo una hazaña muy difícil y peliaguda, sin ninguna garantía de éxito, debido a las fuerzas de la Naturaleza que te encuentras a esa altitud».
Su prolongado respeto por las montañas es evidente: «La montaña te mostrará sus poderosas fuerzas y tienes que aceptarlas y enfrentarte a ellas (…) Sólo eres un visitante, no el dueño».
FAI/Abril 16 de 2025