Desde hace 11 años, la capitana de la Fuerza Aérea de Brasil Marcela Strino vive su sueño de ser piloto militar. Actualmente sirve en el Sexto Escuadrón de Transporte Aéreo (6º ETA), en la Base Aérea de Brasilia (DF), y es miembro de la Junta de Tripulantes (QT), junto con su marido, el también Capitán del Aire Douglas Gomes Gonçalves, donde realiza sus misiones operativas volando aviones C-97 Brasília y C-95 Bandeirante. Hace cuatro años, cumplió otro sueño: ser madre de Murilo, que nació en Manaos, y de Pedro, de un año, nacido en la capital federal.
Los retos de ser militar, aviador y madre, según la Capitana, son similares a los que afrontan todas las madres, independientemente de su profesión. «Es posible reconciliarse con la ayuda de los miembros de la familia y, en especial, de mi compañero de vida, que cuida muy bien de nuestra familia. Somos de la misma QT y esto es beneficioso para nuestra realidad, porque conseguimos configurar nuestros horarios de vuelo, con lo que al menos uno de nosotros se queda con los pequeños en casa, mientras el otro cumple la misión fuera», comentó la oficial, enumerando algunas de las tareas del día a día. «Son horas restringidas de sueño, con trabajo, misiones aéreas con pernoctaciones fuera de casa y escalas de servicio en la rutina, dejando a los pequeños en casa para cumplir mi misión en el cuartel», añadió.
La capitana afirma que, entre todos los retos diarios que supone ser madre y cumplir sus misiones al servicio de la Patria, la vuelta a casa es el momento más gratificante. «Que mis hijos sonrían y se vean felices es maravilloso y hace que todo valga la pena. Le digo a todo el mundo que, antes de ser madre, me comprometí a servir a mi país y, aun con esta nueva realidad en mi vida personal, intento hacer todo lo posible para que todo salga bien», dijo.
La oficial también informó de las sorpresas que depara la vida militar, sobre todo después de la experiencia de ser madre: «El escuadrón en el que trabajo es el que tiene más misiones de transporte de órganos en la FAB. Un día recibimos la visita de una niña que había recibido un corazón transportado por nuestros militares. La madre dio las gracias a todos por la vida de su hija y eso me emocionó, porque me puse en el lugar de esa madre y me sentí agradecida por saber que de alguna manera puedo llegar y cambiar la vida de los demás a través de lo que hago dentro de la FAB».
La capitana ingresó en la Fuerza Aérea Brasileña (FAB), a través de la Academia de la Fuerza Aérea (AFA), motivada por su padre, que fue militar en la FAB. «Siempre tuve a mi padre como ejemplo a seguir. Era coronel de la Fuerza Aérea y, cuando estaba en servicio activo, era piloto de caza. Recuerdo haber ido a la Escuadra Aérea cuando era niña y estar encantada con todo lo que veía. De alguna manera, esos momentos despertaron algo muy dentro de mí, que floreció más tarde, con el deseo de ser militar», concluyó.
FAB/Mayo 08 de 2022