Toda la aviación que aprendí en vuelo sin motor, en ultraligeros y en la E.N.A (Escuela Nacional de Aeronáutica en Salamanca) era una aviación tradicional, con horas y horas en simuladores, miles de páginas de manuales y poleas e instrumentos analógicos, donde el piloto era el auténtico protagonista. De su pericia, experiencia, formación y habilidad al mando de los “cuernos” dependía la seguridad del vuelo.
Tras mi paso por Salamanca y unos pocos vuelos de carga y ambulancia, ingresé en Iberia en 1991 como copiloto de la flota Boeing B727 y, posteriormente, pasé al mítico “Jumbo”; ese coloso de la aviación, objeto de deseo de cualquier piloto y, por entonces, con una complejísima cabina de mandos.
En aquella época, en Iberia convivían las tres grandes fabricantes de aviones: Airbus, Boeing y McDonnell Douglas, hasta que en 2009 la flota de Iberia pasó a estar compuesta íntegramente por aviones Airbus. Me puedo imaginar el complejo proceso de probar al «alimón» -ingenieros y pilotos de Airbus- los nuevos modelos del fabricante europeo para llevarlos hasta el límite, en las condiciones más adversas, con el fin de transformar estas máquinas en las más fiables y eficaces del mercado.
La capacidad de vuelo de los nuevos aviones Airbus y su fiabilidad eran, desde el punto de vista de la ingeniería aeronáutica, auténticamente brutales. El piloto, como último responsable de las personas que traslada a bordo, ahora contaba con el respaldo de la enorme capacidad tecnológica de este fabricante.
El avión Airbus no solo vuela extraordinariamente bien sino que, además, al estar controlado por ordenadores, su sistema de funcionamiento y alerta de cualquier posible incidencia es inmediato, lo que nos permite aplicar con agilidad y eficacia los rigurosos protocolos de respuesta. Como decía el piloto y periodista, José Antonio Silva, al que yo admiraba mucho: “En aviación casi nunca le es concedido al piloto tiempo para pensar o que el instante decisivo puede durar apenas un instante”.
En mi caso, mi primera experiencia con Airbus fue cuando me solté como comandante en el A320. Yo era un “chico Boeing”, llevaba 12 años pilotando este tipo de aviones, y el paso de Boeing a Airbus, personalmente, supuso un auténtico “shock”, un salto hacia un nuevo tipo de aviación y una manera diferente de vivir y disfrutar de mi profesión. Por ejemplo, ahora todo estaba controlado por el “fly by wire”, un sistema que remplazaría para siempre al control de vuelo manual y cuando me sentaba en la cabina y me giraba… ¡ya no se sentaba detrás el mecánico!
Profesionalmente, puedo decir que fui creciendo con Airbus al igual que lo hacía su flota en Iberia ya que, además de volar todos los modelos de corto y medio radio (A-319, A-320 y A321), en el año 2014 subí al A-340 y, desde hace 5 años, soy comandante del A-330. Precisamente, la ventaja competitiva de Airbus consistió en colocarse a la vanguardia tecnológica y utilizarla, como propugnó Jean Roeder, para conseguir una familia de aviones, con un parecido comportamiento en vuelo y en su mantenimiento, y una semejanza en su pilotaje.
Continúa nuestra histórica relación con Airbus y acabamos de celebrar el 40 aniversario desde la incorporación a Iberia del primer A-300 en 1981. Respecto a los aviones de última generación, en 2018 comenzamos a incorporar a la flota de Largo Radio el moderno A-350 y esperamos en 2023 el próximo producto estrella del fabricante francés, el A-321XLR.
La renovación de la flota con estos modelos de aviones es una clara apuesta de la compañía por la sostenibilidad y marca nuestra hoja de ruta de los próximos años. En el caso del A-350, el empleo de nuevos materiales disminuye el peso del aparato y, por tanto, el consumo de combustible y la emisión de CO2 en un 25%. Y en cuanto al nuevo A-321 XLR, será el primer avión de fuselaje estrecho nos permitirá operar nuevos destinos transatlánticos e incrementar frecuencias en este mercado. Confío y deseo tener la oportunidad de pilotar ambos aviones ¡ojalá tenga la oportunidad de hacerlo!
Todo un reto de adaptación y de nuevos cambios. Tendremos que seguir evolucionando, constatando que la gesta de la aviación sigue inacabada. Nos va todo en ello… para que nuestra imaginación nunca deje de volar y el espíritu de aviador no desaparezca nunca.
Iberia/Mayo 28 de 2021
