
En pleno desierto de Arizona, en la base aérea Luke (Luke AFB), los pilotos belgas se preparan para pilotar el avión de combate más avanzado del mundo: el F-35. Esta base, también llamada «la universidad del F-35», es el epicentro de las operaciones internacionales de entrenamiento, donde Bélgica está plenamente comprometida con el futuro del Ejército del Aire. Además de la innovación tecnológica, el objetivo es atraer a jóvenes pilotos preparados para una carrera exigente pero única.
«Una nueva dimensión del vuelo»
Para «Fridge», uno de los primeros pilotos belgas en aprender a pilotar el avión, la diferencia con el F-16 es obvia. «El F-16 es físicamente más exigente, más ligero y más ágil, pero el F-35 ofrece una experiencia totalmente diferente», explica. «Mentalmente, el F-35 te da una conciencia situacional mucho mejor. Sabes mejor lo que ocurre a tu alrededor y lo que hay que hacer. Eso supone una enorme ventaja táctica».
Gracias a los sensores integrados y a la «fusión de sensores», el avión presenta toda la información necesaria de forma clara en una amplia pantalla. «Lo que muestra la pantalla es una imagen depurada de la realidad. Eso hace que volar sea más eficaz y seguro».
Aprender y mejorar
Fridge describe la rutina diaria de un piloto en prácticas como estricta y estructurada: «El día suele empezar temprano, con una sesión informativa. Luego viene el vuelo, de una hora y media aproximadamente, seguido de un extenso debriefing. Aquí todo es aprender y mejorar. Se trabaja en equipo y se analiza todo al detalle».
La formación en la base aérea Luke no deja lugar a la superficialidad. Cada vuelo, sesión de simulación y debate es un paso más en un viaje de aprendizaje exhaustivo que forma a los pilotos para que se conviertan en operadores de sistemas de armas aéreas de primera clase.
Motivación y espíritu de equipo
Aunque el listón tecnológico está alto, Fridge afirma que no hay un perfil establecido para el piloto ideal del F-35. «Lo más importante es la motivación. El entrenamiento es intenso, pero ofrece enormes oportunidades. Experiencia en el extranjero, retos técnicos, trabajo en equipo: es un trabajo polifacético».
Cualidades personales como la disciplina, la perseverancia y el compañerismo son cruciales. «Durante las operaciones trabajas en equipo y, en cierto modo, pones tu vida en manos de otra persona. Aprendes de verdad lo que es el espíritu de equipo».
Primer vuelo en solitario
A diferencia del F-16, en el avión sólo cabe un piloto. Así que tu primer vuelo es inmediatamente un vuelo en solitario. Gracias a los simuladores de alto rendimiento, un biplaza se ha vuelto superfluo. «Estás en el avión real por primera vez, y sí, eso es emocionante», admite Fridge. «Pero en cuanto despegas, enseguida sientes que está bien. Todo lo que has aprendido en el simulador cobra vida».
En cierto modo, los sistemas automáticos y los controles intuitivos hacen que pilotar el F-35 sea más fácil. «Sientes que este avión está diseñado pensando en el piloto. Volar es más fluido y lógico. Y sí, la sensación es fantástica».
Con ocho F-35 y una unidad belga permanente en Luke AFB, el programa de entrenamiento se prolongará al menos hasta 2030. La apuesta es clara: Defensa invierte en personal, conocimientos y tecnología. Pero, por supuesto, esto requiere pilotos jóvenes y motivados. Fridge comentó: «Es una formación exigente, pero a cambio tienes una carrera increíblemente emocionante. No hay dos días iguales y trabajas en la intersección de la tecnología, la táctica y el trabajo en equipo».
Defensa de Bélgica/Abril 24 de 2025