
Durante los meses de mayo y junio, los F-16 y los F-35 de Bélgica volarán codo con codo en un entorno de entrenamiento operativo por primera vez en la historia. En la base aérea Luke de Arizona (EE.UU.), ambas generaciones se entrenan juntas en el mismo espacio aéreo durante el ejercicio Cross Continental Deployment 2025 (CCD 25). Una misión única, no sólo para los pilotos, sino también para los técnicos, jefes de tripulación y especialistas en logística que preparan la llegada de los F-35 a Bélgica.
Los F-16, estacionados temporalmente en Arizona, desempeñan un papel crucial como Red Air. Simulan aviones enemigos para desafiar a los pilotos del F-35 en escenarios de combate realistas. El resultado es un entrenamiento intensivo y práctico que difícilmente puede igualarse en las condiciones belgas.
«Gracias a nuestros propios F-16, podemos entrenar las tácticas del F-35 contra adversarios reales. Es una oportunidad única para adquirir experiencia en este tipo de escenario», declaró un piloto de F-35.
La cooperación va más allá del entrenamiento operativo. También tiende puentes entre dos mundos: el de los pilotos y técnicos que ya han hecho la transición al F-35, y el de los que aún se están preparando para ello.
Perspectivas desde la línea de vuelo
Para Pierre, jefe de tripulación de un F-16, la misión en Arizona no cambia fundamentalmente en lo que se refiere a la rutina diaria: inspecciones, repostajes, seguimiento de los vuelos. «El trabajo sigue siendo en gran medida el mismo», afirma. «Pero lo que hace que este ejercicio sea especial es la oportunidad de descubrir el sistema del F-35 de cerca. Antes, eso era algo abstracto. Ahora podemos verlo, experimentarlo y entenderlo».
Según él, la proximidad a la operación del F-35 ayuda a «desmitificar el panorama». La oportunidad de volver a ver a los compañeros en formación refuerza la cohesión entre los equipos. «Estamos trabajando con personas que pronto marcarán la diferencia en Bélgica», afirma.
Preparar la logística para el futuro
Rhendy también considera este ejercicio como un punto de inflexión. Actualmente se está preparando para su futuro papel en el proyecto F-35. «No es la primera vez que estoy aquí, pero sin duda es la primera vez que participo en una misión relacionada con el F-35 como jefe de almacén», explica.
La logística es un verdadero reto. «En Europa, puedes reordenar rápidamente las piezas. Aquí, en Estados Unidos, es mucho más complejo. Hay que planificar con mucha antelación y coordinarse bien con las células de transporte». Por eso, la colaboración entre el componente aéreo y espacial y las estructuras de apoyo es cada vez más importante.
Rhendy se prepara para comandar próximamente el almacén principal de Kleine-Brogel para el F-35. «Esta misión me da la oportunidad de observar procesos, hacer contactos y anticipar cómo organizaremos la transición en casa».
Más que un ejercicio
Lo que hace que esta misión en Arizona sea tan especial es que se está poniendo a prueba todo el sistema: pilotos, técnicos, jefes de tripulación, almacenes, suministros, todos trabajando juntos en un ecosistema mixto F-16/F-35. Es una muestra de lo que pronto será el Componente Aéreo y Espacial belga.
«Aquí volamos con aviones de última generación, en condiciones que nunca podremos reproducir totalmente en casa», concluye el piloto. «Pero, al mismo tiempo, también estamos sentando las bases del futuro, sobre el terreno».
Pierre confirma: «Es motivador ver cómo nuestro trabajo tiende un puente entre el F-16 y el F-35″. Y Rhendy concluye: «Lo que aprendamos aquí marcará la diferencia cuando los primeros F-35 aterricen en Bélgica.»
Ministerio de Defensa de Bélgica/Mayo 28 de 2025